miércoles, 18 de julio de 2012



DEFENDAMOS LO QUE ES NUESTRO

Es una costumbre extendida, en este País, pensar que lo común, lo público no es de nadie. Casi todas las personas consideran que su casa es algo que les pertenece y por eso la cuidan. Algunas sienten como propio, su barrio, su pueblo y las tierras y paisajes que lo rodean y se implican en su cuidado y en su gobierno. Son menos las que tienen una conciencia de Comunidad, de Estado y menos aún las que tienen una conciencia universal, las que se sienten ciudadanas del mundo, hermanas de todos los habitantes del Planeta y propietarias de las múltiples maravillas naturales que lo pueblan.
La ausencia de este sentimiento de propiedad del patrimonio común, de la madre naturaleza, es el que permite que se destruyan espacios naturales de un valor ecológico incalculable sin apenas resistencias. Esta es la causa de que año tras año se quemen miles de hectáreas en el País Valenciano por la ausencia de una política de prevención y de provisión de recursos; de que las costas estén plagadas de horribles edificios vacíos, de que nuestras ciudades tengan unos índices de contaminación excesivos, de que los recursos hídricos mengüen sin cesar, del abandono de la agricultura…etc. Gracias a la codicia sin límites de unos pocos y a la pasividad de muchos, pasa lo que pasa, que con lo que es de todos, unos cuantos hacen negocio. Esta es una constante en la historia. Esta es la historia del Capitalismo.
Algo parecido ocurre con los derechos humanos. Todo ser humano por el hecho de serlo tiene derecho a la alimentación, al afecto, a la sanidad, a una vivienda digna, a un trabajo dignamente pagado, a una vejez saludable y a una muerte digna. Sin embargo nada más lejos de la realidad. Millones de seres humanos mueren de hambre y enfermedades, millones de niños/as y mujeres son prostituidos y explotados, mientras otras personas, que tuvieron la suerte de nacer en otros contextos, miran para otro lado y llaman extranjeros sin derechos a los que se atreven a intentar huir de la miseria y el hambre.
Es ese sentimiento de no valorar lo común lo que hace que en estos tiempos que corren, muchas personas ignoren lo que costó conseguir una educación pública y de calidad para todos en ese País, que no sean consciente de la necesidad de conservar una sanidad pública que ofrezca la mejor atención a todos y todas por igual, que no salgan a la calle a defender unos servicios sociales básicos para los más débiles y desfavorecidos, para los dependientes, etc. Produce una terrible desolación comprobar la pasividad de una mayoría que se niega a oponerse a una política de privatizaciones que sólo beneficia a esa minoría que ya lo tiene todo y no contenta con ello nos quiere seguir robando lo que es nuestro, de todos y todas. Ya hacen negocio, y de qué manera, con la energía, con el agua, con los transportes, con las carreteras, con todo lo que fue público y se apropiaron para enriquecerse sin cesar. Ahora le toca a lo poco que nos queda. Nos quieren dejar sin nada, sin derechos y sin dignidad. ¿Hasta cuándo vamos a dejarnos engañar?¿Hasta cuándo lo vamos a tolerar?
Cada persona tiene tan sólo una vida. Por eso las personas debemos estar por encima de los mercados. El trabajo también debe estar al servicio de las personas y no las personas al servicio del trabajo. La economía debe ayudar a la gente, no hundirla y dejarla sin derechos y sin esperanzas. ¿Cómo hemos permitido que se apruebe una reforma laboral regresiva que recorta los derechos laborales, la negociación colectiva? ¿Cómo no nos oponemos con contundencia a los múltiples recortes de todo tipo que nos están imponiendo? 
Demasiadas preguntas sin respuestas. Sin embargo es el futuro de los niños/as y jóvenes lo que está en juego. ¿Qué herencia les vamos a dejar?¿Qué pueblo, que país , qué mundo? ¿Dónde quedaron los valores que nos transmitieron nuestros padres? ¿Dónde la solidaridad, la ayuda, la vecindad, la lucha por la justicia y la dignidad? 
Tan sólo nos queda la esperanza de que en un momento dado muchas personas reaccionen, despierten del largo letargo consumista y pequeño burgués, en el que durante años se instalaron y decidan con otras muchas, trabajar por un mundo diferente, más justo, más humano, en el que todas las personas gocen de los mismos derechos. Nos jugamos el futuro , nos jugamos la vida .
Felices fiestas
COLECTIVO DE ESQUERRA UNIDA DE CHESTE.
Publicación para el LLibret de la Fiesta de la Vendimia 2012.
www.euchesteiu.blogspot.com

martes, 17 de julio de 2012



¿POR QUÉ SE QUEMAN LOS MONTES VALENCIANOS?
Mª Ángeles Llorente Cortés.

Volvemos a llorar por nuestra tierra. Sentimientos de rabia, de profunda tristeza se instalan en nuestros corazones y la razón nos dice que hay que actuar, que hay que cambiar este modelo capitalista devastador que acaba con las personas recortando sus derechos fundamentales y que destruye la naturaleza para el enriquecimiento de unos cuantos. Una vez más asistimos al triste espectáculo de ver como se queman nuestros montes, nuestro patrimonio natural, las tierras que un día deberían disfrutar nuestros hijos e hijas. Miles y miles de hectáreas calcinadas, que en el caso hipotético de que quisiesen recuperarse, tardarían años en volver a ser ese espacio de belleza y armonía que sólo la naturaleza virgen es capaz de ofrecernos.
Se queman los bosques y las pérdidas económicas son incalculables, merma de reservas hídricas, ya de por si escasas, reducción de emisiones de oxigeno a la atmósfera y contaminación creciente, daños a la agricultura, casas destrozadas, riesgo de vidas humanas, riesgo nuclear, (Suerte que funcionaron los generadores de gasoil porque sino estaríamos en el escenario de Fukushima), desaparición de especies vegetales y animales, etc…. 
¿Y qué lectura hacemos de este lamentable escenario? Una vez más se pretende disfrazar con burdas mentiras una realidad evidente. ¿ Por qué llamamos accidente a la consecuencia de unas políticas nefastas incapaces de prevenir, ni de actuar con rapidez, eficacia y eficiencia cuando es necesario? Esto que ahora ocurre es sin duda una tragedia, pero que nadie quiera engañarnos, porque señores y señoras, la catástrofe que ahora se está produciendo, no era inevitable. Aquí hay una responsabilidad política que la ciudadanía ha de denunciar y reclamar con contundencia si de una vez por todas, asumimos la responsabilidad que como seres sociales nos corresponden .
Cualquier persona medianamente sensata sabe que la prevención de los incendios forestales se basa por una parte, en evitar que se produzcan y por otra en minimizar sus consecuencias una vez que se han iniciado. Para evitar que se produzcan son necesarias, por un lado, campañas educativas e informativas dirigidas a la población en general y a determinados sectores en particular, que eviten situaciones de riesgo. Por otra parte, y esta es la fundamental, es imprescindible una buena planificación de las masas forestales y de su cuidado. Todo el mundo sabe que no es lo mismo repoblar con pinos, planta “pirófita” que multiplica los efectos del fuego, que con árboles y plantas autóctonas (carrasca, etc…) mucho mejor adaptados al clima propio de la zona y con menor poder combustible. También es de dominio popular que hay que abrir cortafuegos y pistas forestales y que hay que limpiar periódicamente los bosques . Todas estas medidas ayudarían a prevenir y minimizar la velocidad y propagación de un incendio forestal.
Claro para todo esto hace falta dinero, como también es necesario prever fondos para extinguirlos. Dinero para formar personal especializado, con recursos suficientes, planificar una buena coordinación entre todos los organismos que han de participar en las tareas de extinción, organizar a la sociedad civil y un largo etcétera más, Ya están apareciendo en los medios de comunicación y en las redes sociales denuncias de alcaldes y personas que participan de cerca, sobre la falta de medios y carencias de organización. 
Pues si, nuestros gobernantes también lo saben, pero les importa un bledo. El pasado verano, EUPV denunció en las Cortes y en todos los Ayuntamientos con sendas mociones, que el Gobierno del PP iba a reducir las plantillas de las brigadas forestales de emergencia en un 70% ( de 445 trabajadores/as a 100, y estos además con carácter discontinuo). Nadie nos hizo caso, aquí a la oposición seria no se la tiene en cuenta. La cruda realidad es que la conservación del patrimonio natural les importa muy poco. La Formula 1, el Circuito de Cheste, la visita del Papa, etc, eran y continúan siendo mucho más importantes para unos gobernantes que han perdido la dignidad y la vergüenza y que después de 17 años en el gobierno nos van a dejar un País Valencià completamente arruinado y devastado. Nuestras costas y aledaños están plagadas de construcciones horribles y deshabitadas la mayor parte del año, fruto de una especulación inmobiliaria que nos está llevando a todos a la ruina, mientras unos pocos guardan cuantiosos capitales en paraísos fiscales. Y nuestros montes calcinados, sin vegetación, sin fauna , sin vida.

Podemos endeudarnos y pedir ayudad para rescatar a la banca, pero ni tenemos ni buscamos recursos para conservar nuestra tierra, fuente de riqueza natural y economía sostenible, único elemento base de la vida que nos pone en contacto con muestro ser y estar en el mundo. Aquellos que presumen de valencianía y que nos gobiernan desde hace 17 años, están propiciando con sus políticas la destrucción del mayor patrimonio de estas tierras valencianas, la inmensa riqueza que se deriva de una tierra inconmensurable en la variedad y belleza de paisajes naturales, y en la multitud de especies vegetales y animales que la pueblan. ¿Hasta cuando vamos a permitirlo? .

Mª Ángeles Llorente Cortés.
Responsable de las Comarcas del Interior de EUPV
Coordinadora de Áreas EUPV